domingo

Confesiones de una noche de verano

Me siento mal, cansado, harto, aburrido, y miles de adjetivos más que ni sé, ni me apetece nombrarlos. Todo es cuesta arriba, el día a día, el trato con la gente, la familia, los amigos, los estudios.. Y al fin y al cabo, acabar desahogándote frente a un ordenador con lágrimas en los ojos, es triste. Todo me resulta agotador, todo lo que me envuelve son montañas enormes imposibles de escalar, y todo se hace interminable, sabiendo que no hay quién te espere en la cima. Qué al fin y al cabo estás solo, qué nacemos desnudos y moriremos desnudos. Qué mientras busco la positividad en los recovecos de palabras, hechos, momentos, y tener la insatisfacción de jamás encontrar un solo ápice que te de una pista de como continuar, o de que estás haciendo lo correcto. Caminar horas y horas buscando retales de viejas historias, de noches que se hacían eternas, de momentos fugitivos, de conversaciones telefónicas, de tardes en la playa, de mañanas de confesiones. Hoy solo quiero algo, dejar todo a un lado, quitarme de la espalda lastres que me imposibilitan el día a día, qué las cosas negativas se van por donde han venido, de ser más egoísta y pensar más en mi y en si lo que hago es lo que quiero hacer, y no lo que me dictaminan los demás. Y después de toda esta parrafada de palabras estúpidas intentando desahogarme frente a una pantalla, acabo como he empezado, con lágrimas en los ojos.

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