sábado

llorar ya no está de moda

Inquieto, expectante, nostálgico, algo me falta, como el hombre de hojalata buscaba un corazón, como el león cobarde lloraba su ausencia de valentía o la necesidad que tenía el espantapájaros de un cerebro, de elegir y arrepentirse.
Ya no está de moda llorar, el romanticismo, dibujar corazones en cristales de coches mojados tras la lluvia, las poesías, las mazorcas de maíz en la feria, los leotardos, las mochilas con ruedas, las pulseras anchas de goma, la anorexia,  los ramos de flores, los atardeceres, los pentagramas, las claves de sol, la mecanografía, el miedo, la reencarnación, los te quiero, los cuelga tú, la piedad, el término 'nosotros', los espías, los sicarios, fumar, la intolerancia, los recuerdos, los conciertos en acústico, los maniquís, insinuarse, la tarta de manzana, el invierno, las maletas, los calefactores, el vaho en los cristales, tú, tú ya no estás de moda.

viernes

colección de adoquines

Bajábamos en silencio la calle principal, nos mirábamos de reojo, ambos nos dábamos cuenta de ello. Cada vez que me percataba de su mirada, mi corazón latía mas rápido. Tenía la sensación de que debido a un cúmulo de malas acciones el diablo hubiese venido a colocarse dentro de mi cuerpo, a materializarse en mí y así dar rienda suelta a sus perversiones. Aún así, mantenía la compostura tanto como me era posible. De repente, me cogió la mano tímidamente, esperando una respuesta mía. En ese momento, me pasaros dos opciones posibles para actuar en ese momento. Una de ellas era acercarme lentamente a ella, besarle, y hacerle sentir como jamás nadie le había hecho sentir nadie. La segunda, en cambio, constaba en matarle vilmente y lanzar su cuerpo sin vida a un estanque oscuro y tenebroso. Después de unos momentos de reflexión, me acerqué a su oído y le susurré: Te quiero, en el sentido más fluorescente de la palabra. Seguimos caminando hasta llegar a la puerta de mi casa, le invité a aceptar, ella aceptó con certeza mi petición, y sí, elegí la segunda opción.

jueves

Azufre

Te recordaré cada mañana las historias que me contabas por las noches antes de dormir, te devolveré todo aquello que perdiste durante el largo y senderoso camino de tu vida. Cada lugar que se fué, lo haré volver. Te recordaré la historia de amor que viviste una vez. Te daré todo aquel cariño que la vida no te ha sabido dar. Cada lugar, sentimiento, miedo, lo buscaré y te lo devolveré. Todas las imágenes borradas o translúcidas que quedan en tu memoria, haré que estén más presentes que nunca. Haré sonar la dulce melodía que tocabas hace años en el piano. Recapitularé todos los sentimientos que has conseguido despertar en mí. Pondré en tus manos las largas y desenfrenadas noches de amor, las marcas de fiestas interminables y retales de besos furtivos. Miraré en tus manos los restos de un bar, que jamás acabó. Viajaré en el aire hasta encontrar una canción para ti. Recapitularemos todas las lagrimas que derramaste en cines. Cada ser que se quedó atrás,  a esos mejor, no los haré volver...  Naciste para luchar, descansa, eres paz.

Sed numquam oblita mihi

martes

Gritos envasados al vacío

Apuraba el último cigarro mientras bajaba rápidamente por las escaleras. A la vez que se anudaba el pelo en un moño, se terminaba de colocar la chaqueta para salir a la calle. Una vez fuera, dejó caer lo poco que quedaba del cigarillo y se dirigió hacia la estación. Estaba tranquila y satisfecha. Tenía los billetes preparados para empezar su nueva aventura, una aventura nueva y insospechada, qué le traería alegrías, disgustos, sorpresas, decepciones, aun así, ella era feliz, caminaba con la cabeza erguida y dispuesta a enfrentarse a todo ello, con la esperanza, que pese a los problemas, encontraría en su nuevo destino, lo que estaba buscando, una razón para seguir adelante.

domingo

Confesiones de una noche de verano

Me siento mal, cansado, harto, aburrido, y miles de adjetivos más que ni sé, ni me apetece nombrarlos. Todo es cuesta arriba, el día a día, el trato con la gente, la familia, los amigos, los estudios.. Y al fin y al cabo, acabar desahogándote frente a un ordenador con lágrimas en los ojos, es triste. Todo me resulta agotador, todo lo que me envuelve son montañas enormes imposibles de escalar, y todo se hace interminable, sabiendo que no hay quién te espere en la cima. Qué al fin y al cabo estás solo, qué nacemos desnudos y moriremos desnudos. Qué mientras busco la positividad en los recovecos de palabras, hechos, momentos, y tener la insatisfacción de jamás encontrar un solo ápice que te de una pista de como continuar, o de que estás haciendo lo correcto. Caminar horas y horas buscando retales de viejas historias, de noches que se hacían eternas, de momentos fugitivos, de conversaciones telefónicas, de tardes en la playa, de mañanas de confesiones. Hoy solo quiero algo, dejar todo a un lado, quitarme de la espalda lastres que me imposibilitan el día a día, qué las cosas negativas se van por donde han venido, de ser más egoísta y pensar más en mi y en si lo que hago es lo que quiero hacer, y no lo que me dictaminan los demás. Y después de toda esta parrafada de palabras estúpidas intentando desahogarme frente a una pantalla, acabo como he empezado, con lágrimas en los ojos.

sábado

Camino a la libertad

La atmósfera de aquel sótano era espesa. En el aire flotaba una hediondez asquerosa. Una mezcla entre gasolina y plástico quemado. Las paredes eran de color azul apagado, de la cual colgaban unos cuadros con fotos de paisajes, en uno de estos cuadros, se podía observar una fractura en el cristal que lo protegía. En la parte derecha, había una cama, en la cual reposaba una mujer de roja melena. Vestía con unos vaqueros algo desgastados y una camiseta de tirantes gris. El ruido de la llave al encajar perfectamente en la cerradura de la puerta rompió la extraña, fría y sórdida tranquilidad que le envolvía a aquel incómodo lugar. Al instante se abrió la puerta.

          -Vamos, ya son las doce, es hora de que te levantes- dijo Odrik con un equilibrio vacilante.
          -Cállate- dijo la joven entre dientes.
          -Vamos a dar un paseo, hace un buen día hoy- caminando hacia la cama dónde la joven se hallaba. 
          -No me apetece- masculló mientras escuchaba los pasos de Odrik dirigiéndose hacia ella.

Entonces, Odrik le agarró de un brazo incorporándole automáticamente y juntando sus labios con los de la chica bruscamente. Cosa que irritó a la joven, que los separo al instante mientras dejó escapar un silencioso quejido. En aquel momento, se abalanzo sobre él depositando sus manos en el cuello de Odrik y apretándolas entre sí tanto como pudo. Cosa que no supuso nada para él hombre, que tras un empujón lanzó a la hermosa mujer contra la cama, abatida y sin fuerzas. 

          -¿Porqué insistes en enfrentarte a mí? Sabes que es inútil, estoy extenuado de tener que repetir lo mismo cada mañana- dijo a la par que sacaba de uno de los bolsillos una navaja de unos 10 centímetros de cuchilla y le apuntaba directa al pecho de la joven.

La joven, después de cuatro meses encerrada en aquel sótano, vio un pasadizo directo para escapar de aquel infierno. Decidida a hacer lo correcto, se dirigió violentamente hacia Odrik, mientras la sangre se le coagulaba en sus mejillas, clavando así el tajante puñal en su abdomen. Entonces, empezó a observar una neblina delante de sus ojos, su respiración era cada vez más lenta y fatigada. A los pocos segundos, sus rodillas perdieron fuerza y resistencia y esbozando una sonrisa placentera se desplomó de rodillas a los pies de Odrik, dejando caer su melena al son del viento y con una sensación de libertad deleitosa.